Salvador Freixedo es un sabio que fue jesuita durante treinta años, y luego se dedico al estudio de los fenómenos paranormales, para estudiar a los dioses, y cómo éstos interaccionan con nosotros los humanos. A Salvador Freixedo no lo conocía, pero nos lo recomendó Sandro, y eso fue una señal para estudiar con detalle lo que dice este hombre singular de 94 años.
Los hombres como los monos aprendemos de nuestros antecesores, pero en el caso de los hombres tenemos el legado de nuestros antepasados en los libros. Tengo la teoría de que no disponemos de tiempo suficiente para conocer la esencia de todo lo que deberíamos conocer, por lo que he llegado a la conclusión de aprender la síntesis de lo que otros han descubierto como interesante, de aprender lo esencial y Salvador Freixedo ha conocido a fondo la filosofía, la teología, las religiones, especialmente la católica y la ciencia de lo oculto hasta sus últimas consecuencias, y si dice que ha visto OVNIS, me lo creo, yo también los he visto, y si dice que para los dioses nosotros somos sus animales domésticos como nuestros animales domésticos son para nosotros, también me lo creo.
Lo que no comparto es su tesis final, donde dice que el Dios de la Biblia no existe, que Jesús no es Dios, que el dios de los musulmanes tampoco existe, ni ninguno de ninguna otra religión. Ni la Biblia ni el Corán ni ningún libro sagrado es de dios, sino de los hombres.
Existe un Dios creador que para nada se preocupa de nosotros, y que es la suma de toda la creación, el ser creador, y es de tal magnitud ese Dios verdadero que nadie puede conocer nada de él. Tenemos la misma posibilidad de conocer a Dios, como una hormiga pueda conocer nuestro pensamiento, o sea ninguna.
Entonces lo que sí existen son lo que él denomina dioses y el hombre los ha llamado demonios, ángeles o extraterrestres, seres infinitamente superiores a nosotros que de algún modo juegan con nosotros, como si la Tierra fuera su granja humana, y nosotros sus animales de granja, por eso nos juntan en grandes concentraciones para sacarnos la energía. Estos dioses confunden a la gente con religiones, y países y política y deporte, y sobre todo odio y guerras. Si alguien no está de acuerdo con esta última afirmación que lea la historia humana, y todo son guerras de unos contra otros, y mucho sufrimiento, sostiene. El hacernos sufrir parece que es el pasatiempo que más les gusta a los dioses eso y la muerte de hombres mujeres y niños en grandes cantidades.
Sostiene que los dioses determinan la marcha del hombre en la Tierra, ellos marcan la historia del hombre en todos los sentidos y que lo hacen por dos motivos, el primero para divertirse con nosotros, como nosotros tenemos caballos de carreras o galgos de carreras, o perros de caza o mascotas, o doma de caballos, o cerdos y gallinas, nos divertimos con nuestros animales, y los aprovechamos para el transporte o para la compañía, pero principalmente para comerlos. El segundo motivo es que viven o mejor dicho se alimentan de nuestro sufrimiento y sobre todo de nuestra sangre. De la energía sutil que desprende nuestra sangre cuando es vertida en grandes cantidades y sobre todo con la muerte.
Somos una granja humana, somos sus animales, los animales de los dioses, los humanos.
Y estábamos advertidos y no lo reconocemos, estamos condenados al infierno, si no hubiera salvación.