Salmo 82

Salmo 82.

Leí todo el Salmo y claro mucha impresión me causó cuando en los versículos 6 y 7 está escrito:

«Yo declare: Vosotros sois dioses, todos vosotros sois hijos del Altísimo, mas, morrereis como un hombre cualquiera, caeréis como cualquiera de los príncipes».

Es impresionante, José, este Salmo y estos versículos, porque de alguna manera nosotros los Hombres gozamos de una parte de la Divinidad, pero, esta parte es una semejanza suya tal como en otra parte dice:

«Hagamos al Hombre a nuestra imagen y semejanza» y no que nosotros seamos YahuWah o Dios de su igual Naturaleza.

Una cosa es la igualdad de Naturaleza y otra cosa es la semejanza e imagen de Naturaleza.

Dice que somos semejantes, una imagen pero, no dice que somos iguales al Omnipotente. Iguales, no. Semejantes, sí.

Y si somos semejantes y no iguales, en ¿qué somos semejantes?

Porque el omnipotente declara que Él está dentro de nosotros y que cada Hombre es su templo donde el Omnipotente habita.

¿Qué hay en nosotros como para que seamos templo y su habitación?

La semejanza nuestra con el Omnipotente reside:

en que somos espírito. Una energía como la de Él no en Naturaleza pero sí en que nuestro espírito cumple funciones semejantes al del Omnipotente, tales como:

sentir que se traduce por experimentarse a sí mismo, a los otros y a los demás seres como animales, plantas, lugares, hechos, acontecimientos.

pensar que se traduce por crear ideas, imágenes, proyecciones. Análises de lo conocido para a partir de allí, crear realidades diversas no de la nada, pero, sí de estructuras conocidas que se transforman.

hablar que se traduce por el verbo o la palabra que expresa por la fuerza del sonido, del énfasis, del interés, del comando todo lo que siente y piensa.

hacer que se traduce por evidenciar en el tiempo y espacio mediante la industria de construir.

Véase que el Omnipotente procede de igual forma pero conforme a su Naturaleza de Ser. Él siente, piensa, habla y hace partiendo de su Naturaleza, proyectando de su Naturaleza. Es su Naturaleza tomada y vista como sintiendo, pensando, hablando, haciendo.

En nosotros tanto el sentir, pensar, hablar y hacer no parten de nuestra naturaleza humana, sino que son acciones de nuestra naturaleza, no que sean una Naturaleza. Por eso no somos iguales y sí semejantes. Nos asemejamos, nos parecemos y en razón de esto somos dioses no Dios, no YahuWah.

Y ¿por qué somos hijos del Altísimo? Porque somos fruto de su Naturaleza tal como mi hijo es fruto de mí, pero, nunca que sea igual a mí. Sino sólo semejante a mí, parecido a mí. Yo mismo soy único, irrepetible. Jamás habrá otro igual a mi ni siquiera clonado.

Somos frutos de la Voluntad, del Sentimiento, del Pensamiento, de la Acción del Omnipotente, pero, no somos hijos tomados desde el punto de vista nacidos desde la misma Naturaleza del Omnipotente, porque el propio Omnipotente no puede tener un hijo suyo tal como nosotros hacemos nuestros hijos.

Somos hijos del Altísimo por un acto de adopción y no de generación. De donde se sigue que nosotros moriremos porque si fuéramos Hijos por Generación seríamos tan YahuWah como el própio YahuWah y esto va contra la propia Naturaleza de YahuWah.

Mas, sin duda, ya es mucho pero mucho que seamos semejantes, imagen, hijos adoptivos, templos del Omnipotente. Cuántos ángeles no gustarían ser como nosotros y no lo son. Por eso es maravilloso lo que dice este Salmo. Como maravilloso fue que José lo citara y que nos diera la oportunidad de meditar aunque sea un poco.

Es maravilloso que tengamos un Padre como nuestro Padre. Un Padre que desde su grandeza y santidad, venga hasta nosotros haciéndonos semejantes a Él.

Por esta oportunidad de sentir y pensar agradecemos.

Gracias José.

Juan Carlos